viernes, 13 de abril de 2018

Me gustaría parecer fuerte, pero me derrumbo por todas partes

«Estás sola. Estoy solo. A veces, la soledad puede ser una llama.» (Mario Benedetti)


El estrés me consume.

No es ése típico estrés que te invade cuando ves que llega la hora de salir y no estás lista. No es ése típico estrés antes de realizar una presentación delante de mucha gente. Tampoco es ese típico estrés que sientes cuando has comido de más y te sientes culpable por haber cogido un donut más.

Se trata de ésa angustia que sientes cuando ves que estás haciendo las cosas mal, pero no puedes hacer nada más por arreglarlo. Es ése desajuste que experimentas cuando ves que estás dándolo todo por algo y que, aún así, no es suficiente. Las cosas saldrán mal y tú no puedes hacer algo por solucionarlo. El vaso de agua se cae al suelo y se rompe, y tú tienes que preocuparte por recoger los pedazos, limpiar el agua que se ha caído, llenar un nuevo vaso.

Y mientras, no puedes parar de llorar porque sabes que estás haciendo las cosas mal.


¿Cómo puedo ser lo suficientemente valiente como para hacerle frente a la tristeza que me invade cada vez que me siento una inútil? Suelen decirme que no importa nada más que el esfuerzo que vierta en mi empeño, pero es que ya tantas otras veces me han dicho que el esfuerzo no es únicamente lo importante, que también tengo que obtener resultados, que si verdaderamente fuese fuerte y suficiente, las cosas saldrían bien. La vida está llena de los mensajes contradictorios que me hicieron enfermar, realmente soy incapaz de comprenderlos demasiado bien. ¿Soy suficiente, o no lo soy? ¿Estaré esforzándome al máximo? ¿Sucederá que todo va a irse al traste porque no estoy empeñándome lo suficiente en algo que se supone que debería estar totalmente concentrada? ¿Por qué miro alrededor y veo a gente que está segura de lo que hace y de cómo lo hace? ¿Por qué ellos son capaces de tener recuerdos y memoria, y a mí se me ha negado ésa capacidad? ¿Vendrá alguien a ayudarme


Siento que irremediablemente fallaré y decepcionaré a todo el mundo, incluso habiéndome concedido a mí misma una tregua. Mis propios pensamientos me acosan y me abducen como si pretendiesen robarme toda la energía vital. Trato por todos los medios de deshacerme de lo negativo, pues considero que ya he estado demasiado tiempo bajo su apego, pero siempre vuelve. Como un mal sueño, como un mal recuerdo de algo que jamás he experimentado en mis carnes. Las experiencias parecen lejanas y distantes y, por un momento, extrañamente mi mente parece echar de menos algo de zozobra emocional a lo que achacarle la culpa de mi desequilibrio.

Pero no. Todo está bien. Absolutamente todos los aspectos de mi vida parecen estar cubiertos excepcionando ciertos sectores, pero aún así, no puedo evitar estar estresada como si el fin del mundo dependiese de mis manos y yo fuese a cortar el cable rojo sin querer. No puedo decir que estuviese muchísimo mejor hace algunos años, cuando las cosas iban tan mal que solamente quería estar encerrada bajo la cama, pero realmente necesito ayuda; una ayuda que nadie parece saber prestarme. Quizás es porque debería haber elegido mi camino hace muchos años y ya es demasiado tarde para mí.

(Este pensamiento es fruto de mi desconsuelo también en muchas ocasiones. El pensar que ya no hay salvación para mí.)


He estado pensando en realizar algún tipo de viaje. ¿Dónde? Aún ni siquiera lo sé. Mi propio cuerpo está cansado y está pidiéndome con insistencia que abandone éste lugar y vayamos a otro. Sé que no podría empezar de cero aunque me lo propusiese cien veces, sé que hay recuerdos que jamás podré abandonar y también sé que hay un dolor en el pecho demasiado grande como para poder ignorarlo. Tratar de hacerlo solamente lo haría aún más difícil.

Pero es que me duele tantísimo no ser capaz de leer una frase concentrándome. Echo tantísimo de menos poder centrarme. Tal vez sea porque el estudio ya no es mi clavo ardiendo y me he acomodado en la felicidad, y ya no puedo crecer. Tal vez es porque me he dado por vencida y solamente estoy esperando a que la muerte decida visitarme.

Lo he repetido demasiadas veces; tantas, que ha perdido casi el sabor amargo para mí: no sé qué hacer. Pero, sin duda, lo más devastador es saber que nadie tiene la respuesta para esa pregunta. Nadie puede ayudarme.

Estoy sola.


Your faith was strong but you needed proof
You saw her bathing on the roof
Her beauty and the moonlight overthrew you
She tied you to a kitchen chair
She broke your throne, she cut your hair
And from your lips she drew the Hallelujah
~

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debo morir de esta lamentable locura.

« ¿He odiado yo alguna vez la vida, esta vida pura, cruel y fuerte? ¡Locura y malentendido! Sólo a mí mismo me he odiado, por no poder sopo...