«Día uno sin ti; te echo tanto de menos, que en el reloj aún es ayer.» (Elvira Sastre)
Necesito dormir al menos un año para hacer un descanso completo de mis pensamientos, antes de que me destrocen.
No está siendo fácil mantenerme en mi postura. Lo cierto es que hubiese deseado que las cosas no sean así, pero no me ha quedado más remedio. Supongo que se trataba de algún tipo de estrategia cognitiva por parte de mi cerebro para protegerme y no sufrir más daño del que ya estoy experimentando en mis carnes. Si a mi malestar psicológico le sumamos el que me duelen un montón la espalda y la cabeza, no sé de dónde estoy sacando exactamente las fuerzas para mantenerme en pie después de todos los golpes que estoy llevándome estos días, tanto por mi propia parte como por parte de los demás. No sé muy bien cómo gestionar todo ésto, tal vez lo que me está dando algo de impulso sea saber que el Jueves tengo cita con el psiquiatra; pero ¿qué voy a decirle? Aún no lo tengo claro del todo. Por mi mente se barajan las hipótesis continuamente, llega a ser demasiado cansado estar calculándolo todo siempre. No tengo un sólo minuto de paz en todo el día, no me dejo en paz a mí misma. Estoy tan cansada que siento que cualquier movimiento que me disponga a hacer a continuación podría meter la pata.
Sólo quiero meterme en la cama y dormir para poder descansar un poco de todas las cosas horribles que me digo continuamente.
Son muchos días sin salir a la calle y, aunque no me apetece, probablemente éso también me esté dilapidando. Pero bah, ¿a quién le importa? Todo duele demasiado.
Ahora mismo solamente necesito que el nudo de mi garganta desaparezca. Creo que el máximo favor que podría hacerme a mí misma sería apagar el teléfono móvil y dejarme caer en la cama, pero sé que no voy a poder dormir. Ya lo he intentado; en mi mente, las imágenes continuamente se suceden una detrás de otra y no hay manera de pararlas, es como una película en la que sucede exactamente todo lo que yo quiero que suceda, sin precedentes, sin cortes, todo sale a la perfección pero incluso ni siquiera yo misma estoy satisfecha con el resultado. Los pensamientos intrusivos e invasivos no me dejan avanzar y me dicen que voy a fracasar por mucho esfuerzo que esté poniendo en todas las cosas que estoy intentando hacer para huir.
Como tantas y tantas otras veces ha sucedido, no sería nada raro que, pese a intentarlo con todas mis fuerzas, fracase estrepitosamente. Y sí, sé que tengo una sorprendentemente baja tolerancia al fracaso, pero ¿qué puedo hacer? Toda mi vida se ha basado en fracasos, y ahora que estoy teniendo que tragarlos uno detrás de otro, lo cierto es que me saben más amargos que nunca.
Estoy contenta porque, al menos, las palabras están fluyendo de mi mente a mis manos de una forma insospechada. Fue bueno poner ésta cosa en privado.
Siento que por mucho que me posicione debajo de la ducha, el agua caliente no va a solucionar mis problemas.
Pero al menos me sentiré un poco menos sola.
No hay orden, no por aquí cerca,
conozco el percal, la vida terca y perra,
guerra mental, des-piér-ta-te-ya.
Vivo sin vivir en mí,
sigo sin poder sentir,
no sé lo que tengo que hacer,
daría lo mismo si volviera a nacer.
No sé, quizás quisiera no ser,
lo que querría es dejar de toser.
Más que existir, subsisto,
más que embestir, resisto, joder...
No amo, ni siento, ni padezco;
no veo que crezca, creo que envejezco,
lento de reflejos, lejos del mejor beso que probé estoy.
Tengo mi alma en la sombra esperando una luz,
quiero bajar de la cruz,
siento que pierdo la juventud,
rezo en la noche por mi salud.
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