martes, 22 de mayo de 2018

Acepto que me elijas y me sueltes, que la felicidad sea un disparo, lo que dure este momento.

«Día uno sin ti; te echo tanto de menos, que en el reloj aún es ayer.» (Elvira Sastre)


Necesito dormir al menos un año para hacer un descanso completo de mis pensamientos, antes de que me destrocen.


No está siendo fácil mantenerme en mi postura. Lo cierto es que hubiese deseado que las cosas no sean así, pero no me ha quedado más remedio. Supongo que se trataba de algún tipo de estrategia cognitiva por parte de mi cerebro para protegerme y no sufrir más daño del que ya estoy experimentando en mis carnes. Si a mi malestar psicológico le sumamos el que me duelen un montón la espalda y la cabeza, no sé de dónde estoy sacando exactamente las fuerzas para mantenerme en pie después de todos los golpes que estoy llevándome estos días, tanto por mi propia parte como por parte de los demás. No sé muy bien cómo gestionar todo ésto, tal vez lo que me está dando algo de impulso sea saber que el Jueves tengo cita con el psiquiatra; pero ¿qué voy a decirle? Aún no lo tengo claro del todo. Por mi mente se barajan las hipótesis continuamente, llega a ser demasiado cansado estar calculándolo todo siempre. No tengo un sólo minuto de paz en todo el día, no me dejo en paz a mí misma. Estoy tan cansada que siento que cualquier movimiento que me disponga a hacer a continuación podría meter la pata. 

Sólo quiero meterme en la cama y dormir para poder descansar un poco de todas las cosas horribles que me digo continuamente.

Son muchos días sin salir a la calle y, aunque no me apetece, probablemente éso también me esté dilapidando. Pero bah, ¿a quién le importa? Todo duele demasiado.


Ahora mismo solamente necesito que el nudo de mi garganta desaparezca. Creo que el máximo favor que podría hacerme a mí misma sería apagar el teléfono móvil y dejarme caer en la cama, pero sé que no voy a poder dormir. Ya lo he intentado; en mi mente, las imágenes continuamente se suceden una detrás de otra y no hay manera de pararlas, es como una película en la que sucede exactamente todo lo que yo quiero que suceda, sin precedentes, sin cortes, todo sale a la perfección pero incluso ni siquiera yo misma estoy satisfecha con el resultado. Los pensamientos intrusivos e invasivos no me dejan avanzar y me dicen que voy a fracasar por mucho esfuerzo que esté poniendo en todas las cosas que estoy intentando hacer para huir.

Como tantas y tantas otras veces ha sucedido, no sería nada raro que, pese a intentarlo con todas mis fuerzas, fracase estrepitosamente. Y sí, sé que tengo una sorprendentemente baja tolerancia al fracaso, pero ¿qué puedo hacer? Toda mi vida se ha basado en fracasos, y ahora que estoy teniendo que tragarlos uno detrás de otro, lo cierto es que me saben más amargos que nunca.

Estoy contenta porque, al menos, las palabras están fluyendo de mi mente a mis manos de una forma insospechada. Fue bueno poner ésta cosa en privado.


Siento que por mucho que me posicione debajo de la ducha, el agua caliente no va a solucionar mis problemas.

Pero al menos me sentiré un poco menos sola.


No hay orden, no por aquí cerca,
conozco el percal, la vida terca y perra,
guerra mental, des-piér-ta-te-ya.
Vivo sin vivir en mí,
sigo sin poder sentir,
no sé lo que tengo que hacer,
daría lo mismo si volviera a nacer.
No sé, quizás quisiera no ser,
lo que querría es dejar de toser.
Más que existir, subsisto,
más que embestir, resisto, joder...
No amo, ni siento, ni padezco;
no veo que crezca, creo que envejezco,
lento de reflejos, lejos del mejor beso que probé estoy.
Tengo mi alma en la sombra esperando una luz,
quiero bajar de la cruz,
siento que pierdo la juventud,
rezo en la noche por mi salud.
~

En mi opinión, las palabras son nuestra fuente más grande de magia y son capaces de dañar y sanar a alguien.

«Se han acostumbrado. Al principio derramaron unas lagrimitas, pero después se acostumbraron. ¡Miseria humana! A todo se acostumbra uno.» (Fiódor Mijáilovich Dostoyevski)


Antes de volver, vuelvo.

A llorar por dentro, a lamentar en silencio, a que duela sin que pueda mencionarlo. A tragar las lágrimas, a cerrar la boca cuando necesito hablar, a que se me revuelvan las tripas, a este pinchazo continuo en el corazón que me hace querer estar todo el tiempo dormida. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, he sentido de nuevo ésa necesidad de permanecer tumbada y dormida durante mucho rato. Siento como si hubiese un monstruo montado encima de mí todo el tiempo, arrastrándome hacia abajo; cada vez pesa más y más, y aunque intento una y otra vez cargarlo, a veces me caigo al suelo. Y levantarme con él encima es mucho más pesado de lo que cualquiera puede llegarse a imaginar.

Literalmente, me duele la espalda.


Podría decir que continuamente estoy mintiéndole a todo el mundo acerca de mi estado de ánimo, pero ello en sí también constituiría otra gorda mentira; apenas me preguntan cómo estoy o, si lo hacen, es de una forma superficial y ligeramente grotesca. Como si no esperasen la respuesta sincera, solamente quieren escuchar que estoy bien y no importa si esto constituye una verdad o una mentira. Lo importante es escuchar esa palabra de alguna manera. Y sus cerebros se encargan de transformarla en una especie de verdad en la que se acomodan. Tal vez porque esto es mucho más fácil que admitir que hay alguien en casa que está muriéndose por dentro; tal vez porque es difícil intentar ayudar a alguien o, si quiera, mostrar algún indicio de interesarse por su Infierno personal. Se suele decir que todos llevamos el nuestro por dentro, así que ¿por qué interesarnos por los demás? Al fin y al cabo, el ser humano es egoísta y hedónico por definición, así que no sé por qué permanezco sentada aquí, al borde de la cama, a que algún día el cielo se abra y alguien decida sentarse y decirme que saque todo lo que hay por dentro.

Antes confiaba en que quizás hubiese alguien para mí; que quizás alguien pudiese llegar a entenderme o siquiera a tratar de interesarse por mí de una forma verídica, pero después de todo, vuelvo a estar sola. Y las palabras y sesgos inconexos se suceden una y otra vez dentro de mi cabeza, inmaterialmente, en silencio, para que nadie pueda verlos o escucharlos. Si al menos supiesen una décima parte de lo que sucede aquí dentro.


Vuelvo a sentirme atrapada en lo de siempre y, al final, he sido yo quien ha tenido que darse de bruces con la realidad. No soy una parte de un todo, soy un todo. Y quizás esta sensación de náusea es la que me causa cierto malestar. Saber que voy a permanecer sola mucho tiempo, por voluntad propia, como sistema de auto-defensa, como un patético intento de que mi corazón no vuelva a ser machacado y pisoteado como siempre. Aceptando premisas que jamás sabré si son ciertas o falsas pero, en el fondo, sabiendo que la realidad más dolorosa siempre es la que, al fin y al cabo, más se ajusta a lo que es la realidad. El aceptar que nos encontramos solos ante el peligro que más miedo nos ha dado desde siempre es uno de los actos más duros, y ahora mismo me encuentro en esa especie de período de transición.

Sola. Como siempre habría debido estar. Qué sensación tan rara en el estómago después de haberlo digerido todo desde anoche. Me pregunto si esta noche será igual; aún me debato en si debo decirle al psiquiatra la realidad de mis pensamientos o si, por el contrario, debiese mentir para evitar más incomodidades de las necesarias. De una forma u otra, siento que estallaré en llantos en cualquier momento si veo que alguien, de verdad, se interesa por lo que se está quemando dentro.


Al menos, estudiar parece estar entreteniendo mi mente. Pero también está matándola.


I get the feeling there's a cloud above my head
I wonder if it could just turn around instead
And bother someone else this once just for a change
There's no way of getting around it
~

El despertar es el momento más arriesgado del día.

«Cerrar los ojos... no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer sólo por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oídos no va a hacer que el tiempo se detenga.» (Haruhi Murakami)


Para empezar, diré que esto es algo parecido a un final.

Nadie imagina lo que está pasando y, en realidad, así lo prefiero. Casi todas las noches terminan conmigo envuelta en lágrimas, abrazada a la almohada y sin realmente saber bien cuál es el motivo de mi tristeza. ¿Tal vez la soledad, las crisis, el estudio? Aún no he logrado exactamente identificar el por qué todas las noches dejo que discurra todo lo malo que siento durante el día. Cada vez me apetece muchísimo menos intercambiar un par de palabras con la gente, cada vez tengo muchísimas menos fuerzas para abrir los apuntes y comenzar a leer sin enterarme de nada. Sé que sería muy pretencioso por mi parte querer enterarme de todo desde un principio, pero el tiempo se me echa encima y, para ser honesta, precisamente no está discurriendo a mi favor. Además, he perdido completamente las ganas de comer y tengo que hacer verdaderos esfuerzos por llevarme algo de comida a la boca para que mi madre no sospeche.


Muchos ya me han dicho aquella cantinela de que estoy exigiéndome demasiado a mí misma, que soy incapaz de perdonarme y que las cosas no irán bien hasta que comience a sentir algo de compasión por mi persona. Pero ¿qué tipo de compasión pudiese existir hacia mí? He fracasado absolutamente en todo, y ya no solamente como estudiante, sino también como pareja, hija, y cualquier otra acepción que sea extrapolable a mí.

Ayer quise envolverme en la neblina de la fe que me haría no volver a despertarme jamás. Y, por supuesto, como en todas las crisis fuertes que tengo cada vez que se acerca un cambio de estación, estuve viendo cómo puedo seguir maltratando mi pelo. Necesito cambiarlo, necesito parecer una persona completamente distinta si es que quiero poder avanzar. Pero no quiero volver a suponer un enorme gasto de dinero, así que aquí me hallo, varada en un extraño océano de sentimientos que, según mis sensaciones, no tardarán en devorarme.

Al menos pude ocultar las lágrimas de anoche escudándome en que eran fruto de las pesadillas y terrores nocturnos que sufro.


No sé exactamente cuánto tiempo más podré aguantar así; también desconozco si lo que estoy haciendo puede llamarse aguantar porque, al fin y al cabo, ¿qué estoy aguantando? Simplemente he tomado una serie de decisiones con respecto a mi vida, en las cuales quiero poder acertar. Como, por ejemplo, la austeridad social. El hecho de que no creo que vuelva a verle en un largo tiempo. Probablemente mi cabeza está tan decepcionada con la separación que es incapaz de entender los motivos reales y quiere inventarse desesperadamente algunos, pero así me lo pide mi cuerpo ahora mismo. También había pensado en ponerme a trabajar, ya que detestaría que volviesen a prestarme algo de dinero (al fin y al cabo, tengo 23 años), y así poder, más o menos, comenzar a ser un poco más independiente.

Está claro que quiero mantenerme en mi propósito y que, aunque muchas otras veces ha sido así, esta vez me gustaría mantenerme firme de alguna manera y poder cumplir todas aquellas cosas que estoy proponiéndome en pro de la separación.

Por desgracia, voy a tener que mentir.


Y quizás me arrepienta después pero, hasta el momento, creo que será la decisión más acertada que pueda tomar este año.

Eta Carinae turns off.


Is this moment real
Or am I living a dream
I feel my heart burst and
Pulling hard at my seams
If you stay here a little bit longer
I can give you everything I am
Oh, if you stay
~

lunes, 21 de mayo de 2018

Querida imaginación, lo que amo sobre todo en ti es que no perdonas.

«Las cicatrices son sitios por donde el alma ha intentado marcharse y ha sido obligada a volver, ha sido encerrada, cosida dentro.» (J.M. Coetzee)


Vuelvo a estar completamente destrozada por dentro. Y no sé qué es lo que me sucede exactamente.

Cada vez que tengo que enfrentarme a los apuntes, es otra vez que el corazón se me acelera, aparecen las ganas de vomitar y el estrés anómalo que hace que me tiemble todo el cuerpo. Pero, sin embargo, sigo encabezonada en que tengo que continuar aquí, como si esto fuese efectivamente mi camino, y no hubiese más, y debiese hacerlo sí o sí.


Los estudios cada vez se me hacen más complicados. Tal vez sea por el hecho de que tengo que estudiar online gracias a mi fobia social. La mayoría de conceptos no los entiendo, se me hacen un lío y, por mucho que los trate de entender, hay algún tipo de mecanismo en mi cabeza que no se activa. A ello debemos sumarle la gran cantidad de material que me es enviado; no estoy acostumbrada a tener que estudiar manuales de 100 páginas largas (a veces, incluso, de 700) en un período tan corto de tiempo. Y si esto es así durante el primer cuatrimestre y, según los demás, la carrera va complicándose con el paso del tiempo, ¿qué es lo que me espera a mí los siguientes años de mi vida? ¿Más estrés, agobio y cansancio, a cambio de algo que ni siquiera sé si es mi sueño? ¿Sobre algo que no sé si es lo que realmente quiero hacer? Lo del online era provisional... ¿y si el año que viene tengo que volver a enfrentarme a todo?

Todos estos (y más) pensamientos son los que están rondando mi cabeza todo el tiempo, sumergiéndome en una vorágine de estrés sin sentido. Se supone que debería estar disfrutando lo que estudio y, sin embargo, aquí estoy; a punto de echarme a llorar porque no sé interpretar bien los resultados de un test que no me han explicado.

En muchas ocasiones, incluso he llegado a pensar que me trato de una persona tonta.


He pasado todo Bachillerato tratando de apelar a mi memoria para poder salir de allí. Cuando estaba cursando Bachillerato, mi motivación principal era salir de aquí. Irme a vivir a otro lugar. Quizás empezar de cero, empezar con todas las cosas de nuevo y alejarme de aquellos que parecían querer pisotearme sólo por estar enferma. Pero realmente no solamente no lo conseguí, puesto que al final me acongojé, sino que, además, conseguí quedarme en uno de los peores sitios en los que había podido estar nunca. El estrés me consumió, y enseguida me sumí en una profunda depresión que aún a día de hoy arrastro sin poder deshacerme de ella. Es curioso que incluso las cosas que dentro de mi carrera parecían despertar mi interés ni siquiera consigan hacerlo. Antes podía incluso suscitar mi curiosidad, tener ganas de integrarme en mis propios apuntes, y ahora... sencillamente no consigo hacerlo. Doy gracias cuando tengo un rato de paz para mí misma en el que poder desconectar de todo lo que hay alrededor, pero sé que al día siguiente será mucho peor porque habrá más temario que estudiar, más conceptos que no entenderé, que nadie me explicará y, en resumen, más estrés que aguantar.

Pero se supone que esto es lo que se ha de hacer para enfrentarnos a la vida, ¿no? Estudiar, madurar, buscar un buen puesto de trabajo en el que desenvolvernos y permanecer todo el tiempo atenta para intentar entender más cosas.

Los resultados en mis exámenes no han sido malos, pero tampoco han sido completamente buenos. Hacía tiempo que no experimentaba en mis carnes el alivio de haber suspendido solamente dos asignaturas. Antes era justo todo lo contrario.


Dentro de poco se acercará el momento de elegir y, por el momento, lo único que tengo claro es que realmente nada está claro en mi vida.


I run away when things are good
And never really understood
The way you laid your eyes on me
In ways that no one ever could
And so it seems I broke your heart
My ignorance has struck again
I failed to see it from the start
And tore you open 'til the end
~

viernes, 18 de mayo de 2018

No hacemos más en la vida que ir buscando el lugar donde quedarnos para siempre.

«Cada vez iré sintiendo menos y recordando más.» (Julio Cortázar)


No he podido más y he estallado en dolor.

He tenido que encerrarme en el cuarto de baño para que nadie me escuchara llorar. He dicho cosas horribles y me siento muy culpable, pero casi todo lo que tenía adentro se ha ido. No, nunca se va del todo; por desgracia, siempre queda algún resquicio por dentro que se niega a irse. No sé qué hacer para remediarlo y, por mucho que me lo proponga, hay cosas que creo que no pueden remediarse. No soy capaz de superar, no soy capaz de seguir caminando hacia adelante cuando hay realmente tantísimos obstáculos por salvaguardar. Hubiese querido realmente hacerlo, pero han sido tantas las cosas que se me han venido encima que de verdad está costándome muchísimo mantenerme con vida; la tentación de abalanzarme contra la caja de pastillas está rascándome la cabeza, pero al mismo tiempo, la culpabilidad por saber que la gente no superaría mi muerte me intenta lamer la tripa. Qué sensación tan desagradable, la de querer morir y no poder hacerlo.


Ya apenas me quedan fuerzas. Hoy me había impuesto a mí misma el estudiar, el concentrarme y centrarme estudiando, el darlo absolutamente todo porque hoy fuese un día productivo, pero hay algo que me lo impide. No sabría decir el qué. No soy capaz de centrarme completamente, enseguida me invade un estrés desagradable del que no sé desprenderme. Los ejercicios, la relajación y todo lo demás no han servido absolutamente de nada. Todas las pautas de control de la ansiedad y el estrés que me han ido dando a lo largo de la terapia tampoco han hecho demasiado efecto. ¿Qué hacer cuando todo falla? Realmente necesito a una persona con la que poder desahogarme, contar todo lo que me duele y que me ayude. ¿Es muy egoísta pedir que alguien pueda salvarme? Ya lo pido porque he comprobado que yo sola no puedo hacerlo...

Todas mis palabras, ideas y pensamientos son inconexos, incoherentes y carecen de sentido. Sé que todo lo que tengo que hacer para desprenderme del dolor es mezclar algunos ingredientes que me harán dormirme para siempre, pero realmente no puedo ser tan asquerosamente egoísta y dejarlo todo atrás. Siempre sacrificándome por los demás. Siempre todo por ellos y, en el momento de la verdad, ellos no quieren hacer nada por mí.

Si tan sólo supieran una pequeña parte del dolor que siento.


He tenido que escuchar más de una vez (y de dos, y de tres...) aquello de: «Puedo imaginarme lo mal que lo estás pasando», sin obtener ningún tipo de ayuda. Todo el mundo se echa las manos a la cabeza cuando ve que te has auto-lesionado o que has tomado demasiadas pastillas, pero cuando llega el momento de la verdad, el momento en que podrías ayudar de verdad, nadie está ahí. Todos parecen estar demasiado ocupados haciéndome daño como para intentar ayudarme de alguna manera. Incluso cuando me reiteran que me darán toda la ayuda de la que quiera disponer. No, mentiras. No me la darán porque es más fácil herir con palabras que intentar acoger con las mismas.

Y quizás es que solamente necesite eso; una pequeña muestra de cariño, una palmadita en la espalda, un beso de aliento, una sonrisa sincera.


Ya no sé cómo hacer las cosas bien. 


I have never heard a silence quite so loud
I walk in the room and you don't make a sound, make a sound
You're good at making me feel small
If it doesn't hurt me, why do I still cry?
If it didn't kill me, then I'm half alive
~

A veces no hace falta que uno quiera hacerle daño a alguien para dañarlo, ¿entiendes?

«No quería oír la verdad. No quería que le dijeran que tenía que seguir adelante con su vida; sólo quería... En realidad no sabía lo que quería. Era feliz sintiéndose desdichada. Le parecía lo más apropiado.» (Cecelia Ahern)


No puedo olvidar el daño.

O más bien, hay una parte de mí que lo conserva siempre.


¿Cómo se supone que puedo volver a confiar y darles la mano a aquellos que tanto daño me hicieron? Soy plena y perfectamente consciente de que el daño debe quedar en el pasado y de que la gente comete horribles errores, pero hay algunas cosas que simplemente no pueden borrarse de mi mente. Que me causan lágrimas todos los días. Ahora mismo me encontraba estudiando y, sin querer, se me han escapado. Han venido a mí como un río acaudalado recordándome lo realmente frágil que soy. ¿Cómo será esa sensación de saber que no tienes que volver a contar los días? Tengo frío. No sabría cómo expresar lo mucho que me duele; siento que estoy metiéndome en la boca de un lobo oscuro y sombrío. Y que lo he hecho yo sola, sin ayuda de nadie. ¿Por qué hay algo en mi corazón que me impide confiar? Sí, fobia social le llaman, pero ¿por qué? ¿Por qué justo a mí? Todo el daño que hicieron no puede recuperarse de ninguna manera; no he vuelto a experimentar ninguna sensación de felicidad plena desde entonces. De acuerdo, no me repitáis que las personas se arrepienten, ya lo habéis hecho las suficientes veces. No quiero oírlo más.


Todavía duele el que no les importara dejarme de lado. Nadie parpadeó en dejar de contestar mis mensajes o mis súplicas, a nadie le dolió el apartarse de mí y dejarme sumida en la más profunda soledad. A nadie le dolía más que a mí. Temo que fue la desesperación de la soledad la que me llevó a volver a otorgarles la palabra. Me tiembla todo el cuerpo de pensarlo, en cualquier momento puede pasar lo mismo. Voy a tener que vivir con este miedo eternamente. Me siento sola y necesitaría a alguien conmigo pero realmente no hay nadie en este momento para mí. Soy yo la que exige demasiado, o tal vez lo único que necesito es simplemente alguien que me ayude a olvidar todo lo que hay por dentro.

¿Irme del país?


No sé qué hacer. 

Mi cuerpo no puede olvidar y se echa a temblar cada vez que siento que algo así va a suceder. Sólo quisiera tumbarme en mi cama durante toda la tarde, expulsar un par de lágrimas y poder recargarme aunque sea de un 10% de energía. Pero no. Porque parece que mi cuerpo ya se ha rendido del todo. Parece que mi mente es incapaz de procesar más información o más dolor.


Hello, can you hear me?
I'm in California dreaming about who we used to be
When we were younger and free
I've forgotten how it felt before the world fell at our feet
~

Melancolía; esa nada que duele.

«Me sentía solo, pero no de una manera mala. De verdad me gustaba estar solo. Quizá me gustaba demasiado.» (Aristóteles Y Dante Descubren Los Secretos Del Universo)


Otra vez el vacío al despertar, las ganas de no haber abierto los ojos, las lágrimas medio secándose en la almohada. Sólo ha comenzado un nuevo día y ya presiento que va a ser horrible. Y sé que esto es algo que me regañarían, por aquella estúpida suposición de que «todo es depende de la manera en que quieras mirarlo», pero ¿y si soy verdaderamente incapaz de observarlo desde otra perspectiva? ¿A qué vienen todas las exigencias del mundo para que cambies tu actitud, sin pararte a mirar que realmente no puedes hacerlo? Estoy soberanamente frustrada y no sé cómo cambiarlo o de qué manera corregirlo. 

Estoy cansada de estar defectuosa.


No sé exactamente de dónde procede esta frustración y tampoco sé cómo gestionarla. Se supone que deberían haberme dado algunas herramientas para hacerlo, pero con honestidad, cada vez estoy más cansada de estar luchando. Es como si estuviese en una barca en mitad del océano; ha empezado al llenárseme de agua y tengo que estar cada cinco minutos desaguándola, tirando con un pesado cubo de madera todo el agua que ha caído dentro para poder seguir a flote. Llega un momento en el que tus brazos se cansan y ya no puedes más. Casi incluso comienzas a imaginar cómo será tu vida ahí en el fondo, si de verdad no viene nadie a remolcarte. Miras a tu alrededor una y otra vez. No, nadie parece estar dispuesto a ayudarte. No obstante, y como colmo de la ironía, estoy rodeada de barcos navegantes.

Ayer por la noche estuve imaginando cómo sería todo si acabase. A lo que me refiero es a que estuve sopesando con calma mis opciones. Podría continuar hacia adelante con este peso (quizás demasiado para mí), o rendirme y quedarme justo como hace muchos años antes de que él se fuera; bajo las sábanas de la cama, compadeciéndome, empastillada las veinticuatro horas del día pero feliz al fin y al cabo; o simplemente terminar con todo.

Siempre llevo apuntado en una nota cuáles son las medidas de alcohol y pastillas que se necesitan para suicidarse.


No obstante, y como ya he mencionado en otras ocasiones, soy una cobarde. Y quizás no sea tanto así, sino que lo que sucede es que jamás me perdonaría el hacer daño a las personas que supuestamente me quieren. Sé que sufrirían con mi partida y que hay cosas que no pueden superarse jamás, así que estoy asfixiantemente atada a la vida. Tratando de mantenerme a flote como puedo, cansándome y sin que los demás vean realmente todo el esfuerzo que estoy realizando. No, nadie va a ayudarme, eso ya ha quedado bastante claro.


Anoche me rompí.

Estaba en la cama, ya había tomado mi correspondiente pastilla ansiolítica, y estaba esperando (mientras leía un libro) a que esta hiciese algo de efecto. Pero no sucedía. Tenía un horrible nudo en la garganta provocado por el desafortunado comentario que recibí el otro día y me veía incapaz de continuar con aquella pantomima. ¡Estaba literalmente destrozándome por dentro! Respiraba profundamente una y otra vez, no sabía qué podía hacer. Bueno, ¿y qué tal si probaba aquello que tanto me habían repetido hasta la saciedad? Lo de pedir ayuda, digo. Lo intenté el otro día, pero nadie respondió a mis súplicas. Al parecer, todos estaban demasiado ocupados para contestar a mis llamadas. Pero ¿por qué no dar otra oportunidad a la vía de la ayuda?

Escribí.

Recuerdo que estaba muerta de la vergüenza y que estaba aguantando como podía las lágrimas dentro de mis ojos, pero éstas empujaban con violencia y comenzaron a pasearse por mis mejillas. La pantalla del móvil cegándome y yo presionando las teclas como buenamente podía para explicar que había un monstruo dentro de mí molestándome. Mis padres, en la otra habitación, no podrían haberse imaginado nunca el horror que estaba viviendo yo en la mía. Y menos mal.


Seleccioné a dos o tres personas con las que más o menos tenía confianza para contarles lo que me sucedía. En el mensaje decía que me sentía abruptamente mal y no sabía por qué, que lo único que deseaba desde hace algunos años era morirme y que por favor encontrasen alguna manera de ayudarme. Confiaba en ellos. No quería ejercer ningún tipo de presión, simplemente necesitaba hablar, desahogarme. Miré la hora. Sí, era una hora prudencial para que estuviesen despiertos, ¿por qué no me contestarían? Bueno, quizás se asustasen un poco por el contenido de mensaje, pero ¡seguro que me prestarían ayuda! Al menos, me escucharían...

Cuán equivocada estaba.


Pasaban las horas y nadie daba señales de vida. ¡Hasta hace dos minutos habían estado hablando conmigo, ¿qué diantres sucedía?! Nadie contestaba. No obstante, seguían activos en las redes sociales. No pude aguantar esta vez las lágrimas. Me estaban ignorando. Quise llorar y así lo hice. No sé por qué, el nudo de mi garganta estaba como conteniendo el desastre natural que se estaba cocinando en mi interior; era como que no me dejaba romper mi caja torácica y empezar a expulsar todo lo que me dolía. La compuerta para expulsar al monstruo estaba cerrada a cal y canto. Pero no podía hacerlo. Algo había que me lo impedía, tal vez el molestar a mis padres, que estaban durmiendo al lado. No supe muy bien qué hacer o cómo reaccionar ese momento, sólo sé que borré los mensajes para que no pudiesen leerlos y no caer en ridículo con un: «Perdona, no puedo atender el móvil, estoy con mis amigos», como me había dicho tantas veces.

«No puedo estar pendiente del móvil.» Y es cierto. Las personas no pueden estar todo el tiempo atentas al teléfono para mí. Al fin y al cabo, ¿qué soy yo? Un trozo de carne insignificante, una mota de polvo cósmico en el Universo. No soy la única ni la última a la que le sucederán estas cosas, así que rápidamente no dejé rastro de lo que me estaba sucediendo. Guardé el teléfono móvil y me dispuse a intentar dormir sobre mi lecho de lágrimas.


Algo cambió en mí por dentro, no sé muy bien el qué ni cómo. Nunca he sido de aguantar mis berrinches en solitario, pero últimamente estoy aprendiendo a hacerlo.

Y no le está haciendo ningún bien a mi alma.

Se resquebraja.

(No tengo a nadie.)


He's comin' home with his neck scratched, to catch flack
Sweat jackets and dress slacks, mismatched
On his breath's Jack, he's a sex addict
And she just wants to exact revenge and get back
It's a chess match, she's on his back like a jet-pack
She's kept track of all his Internet chats
And guess who just happens to be movin' on to the next
Actually, just shit on my last chick and she has what my ex lacks
'Cause she loves danger, psychopath
And you don't fuck with no man's girl, even I know that
But she's devised some plan to stab him in the back
Knife in hand, says their relationship's hangin' by a strand
So she's been on the web lately
Says maybe she'll be my Gwen Stacy, to spite her man
And I know she's using me to try to play him, I don't care
Hi Suzanne, but I shoulda said "Bye Suzanne"
After the first night, but tonight I am
~

jueves, 17 de mayo de 2018

Nunca hay que mirar atrás porque, cada vez que lo haces, ves a tus demonios tratando de alcanzarte.

«Nunca puedes saber cómo sufre otra persona, en realidad no. Del mismo modo que tocar el cuerpo de otra persona no equivale a tener el cuerpo de otra persona.» (Mil Veces Para Siempre)


Su presencia me hiere, me tiene con un nudo en la garganta. No puedo huir porque está aquí, pero tampoco nadie puede ayudarme a superarlo. No podemos echarle de casa. Presión es lo que recibo por su parte. Me duele todo el cuerpo desde ayer. Las palabras pueden llegar a ser muy hirientes, sobre todo si provienen de alguien de quien no puedes defenderte porque enseguida vendrán a atacarte. Y te sientes indefensa, y te sientes completamente sola cuando te han dicho mil veces que deberías sentirte apoyada por todos los que te quieren. Pero ¿cómo va a entender todo el mundo que quien te daña comparte tu mismo techo? Presión es todo lo que recibo; malas palabras, malos comentarios y desprecios de alguien de quien no puedes defenderte. Te quedas quieta, como una estatua, completamente desarmada ante comentarios que te hieren y te dejan todo el día con un asqueroso nudo en la garganta. 

Desde ayer por la noche, la primera noche que llegué, me siento completamente sola. Y es verdad que necesito a alguien. Alguien que sepa entenderme y escucharme, alguien que esté dispuesto o dispuesta a ayudarme, alguien que esté disponible para mí si lo necesito. Pero eso es imposible. No porque nadie pueda, sino porque nadie quiere.


Siento que le hablo a la nada, a las paredes, al vacío. Mis palabras se pierden una y otra vez aunque haga verdaderos esfuerzos porque calen. ¿Tal vez es que no las escojo bien? ¿Será que hay alguna manera de impresionarles para que vean que realmente necesito ayuda? No encuentro ninguna otra manera de sacar de mí todo lo que duele que no sea ésta. Y, realmente, aquí nadie me lee. Nadie es capaz de empatizar con el dolor que siento por dentro y no se va por mucho que lo eche. Porque siempre habrá un comentario desafortunado que me herirá de manera certera de vez en cuando. Sobre todo si sigo aquí.

Pero ¿qué opción me queda? Aún soy una persona completamente dependiente. Me siento como si estuviese haciendo una carrera muy dura. Una carrera para la que mis piernas no son suficientes, aunque lo haya intentado una y mil veces. Sí, yo ya sabía que iba a ser una locura y que hay cosas que no están hechas para mí, pero tal vez quería intentarlo. Ahora mis piernas flaquean, me duelen y definitivamente no sé cómo seguir. Cuando hay muchas piedras en el camino tratas de esquivarlas, pero cuando es la gente la que te las está poniendo en medio continuamente y no le da importancia, todo se vuelve pesado como una roca.

Hace mucho tiempo que nadie me pregunta de corazón cómo estoy, cómo sigo, qué necesito.


Lo de ayer podría haber sido un comentario desafortunado más pero, efectivamente, no lo fue. No sé, hay algo por dentro de mí que me dice que aquí estoy completamente fuera de lugar. Toda la gente a mi edad ya ha huido y ha conseguido cosas por sus propios medios y yo, sin embargo, sigo aquí, a merced de horribles comentarios que minan mis ganas de seguir hacia adelante. Claro que no hice nada con mala intención, joder, pero es que a veces me siento tan atacada sin razón que no sé cómo defenderme, si es que realmente necesito defenderme de algo.

Tengo imperiosa necesidad de acabar con todo. No solamente con esta situación hostil, sino también con mi vida. Estoy cansada de leer por todas partes campañas contra el suicidio. Basta.


Necesito morirme.

(Estoy cansada del «Sálvame» a todas horas sonando en la televisión.)


You know it cuts deap like a knife
And God knows how much I tried, yeah
And now my hearts gones cold
And the one who brings it back, yeah
Is you, and I just wanna be with you tonight, yeah
~

Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

«Una vez dicho, jamás podrás remendar. Sea bueno o malo. Siempre dejas una sonrisa o una cicatriz en todo lo que dices.» (Benjamín Griss)


No puedo contártelo, pero sufro de estrés post-traumático. Día tras día me persiguen imágenes del pasado, palabras que fueron dichas hace mucho tiempo, lugares en los que apenas permanecí más de diez minutos. Es difícil no permanecer demasiado tiempo en los recuerdos, pero es mucho más complicado no poder explicártelo exactamente para que lo entiendas. Sobre todo, porque siento que hace tiempo mis palabras dejaron de tener valor. Nadie me hace demasiado caso cuando cuento las cosas, quizás porque ya las he repetido tantísimas veces que se hace complicado tener que escuchar lo mismo una y otra vez. Perdón si alguna vez he sido pesada o insistente con el tema, es que realmente necesito ayuda y no parece haber nadie dispuesto a dármela. Perdón si en algún momento te asusté con mis dobles caras, lo que sucede es que la tristeza me ataca pero, como cuando estoy triste nadie me ayuda, pienso que es mejor estar fingiendo una sonrisa continuamente.

No puedo contártelo, pero tengo ansiedad las veinticuatro horas al día. Absolutamente todas y cada una de las palabras que se me dedica son trituradas con meticulosidad por mi sistema cognitivo para poder intentar averiguar qué es lo que se me quiere decir exactamente. Y no siempre lo consigo. Me cuesta mucho centrarme en lo que dices, mostrar interés por lo que me cuentas. Lo siento, no lo hago adrede, es que realmente es una tarea muy costosa para mí.


Me da miedo confesártelo, pero libro una batalla contra mí misma todos los días. Tiro de mí hacia abajo para hundirme, pero parece que pataleo para no caerme del todo. Algunas veces, me alaban este comportamiento porque dicen que así demuestro la fortaleza, pero soy de ésas personas que piensan que la fortaleza es algo que está soberanamente sobrevalorado. De vez en cuando también necesitamos caernos, ¿no? Aunque no sea para levantarnos con más fuerza. Aunque solamente sea porque estamos tan acostumbrados a tocar el suelo que, para nosotros, es satisfactorio.

No puedo decírtelo, pero lloro todas las noches. Incluso cuando te dormías a mi lado. Hay demasiadas cosas que no puedo olvidar por mucho que pase el tiempo, porque están incrustadas ahí. Es complicado poder expresar con claridad lo que pasa por mi mente cuando trato de cerrar los ojos. Muchas imágenes sin sentido, algunos recuerdos que todavía me muerden las orejas y unas terribles e infinitas ganas de morir. Pero, claro, ya lo he dicho tantas veces que ha dejado de tener sentido. No tiene sentido que siga diciendo nada. No tiene sentido que siga adelante con nada.


(Bebo el agua fría para intentar aplacar el nudo de mi garganta.)

No puedo decírtelo, pero arrastro un compendio de traumas y trastornos horripilantes que me siguen como demonios a todas partes. Cuando trato de socializar, cuando estoy estudiando, cuando estoy en la ducha, cuando quiero dormir. Las cosas que nunca se borran siguen ahí, ahí, justo al lado de las cosas que nunca se borran. Un cúmulo de sensaciones desagradables de las que no sé deshacerme. Tal vez lo que sucede es que ya estoy demasiado rota como para siquiera intentar ser arreglada de alguna manera. 

No puedo decírtelo, pero casi siempre está doliéndome el pecho y latiéndome de una manera distinta el corazón. Hace muchos años que no consigo aplacarlo y no sé por qué.

No puedo decírtelo, pero me duelen todos y cada uno de los huesos de mi cuerpo. Y no hay manera de convencerles para que dejen de hacerlo.


No puedo decírtelo pero, todos los días, al cerrar los ojos, deseo no volver a abrirlos nunca jamás.


And just like that
All I breathe
All I feel
You are all for me
I'm in
And just like that
All I breathe
All I feel
You are all for me
No one can lift me, catch me the way that you do
I'm still falling for you
~

Debo morir de esta lamentable locura.

« ¿He odiado yo alguna vez la vida, esta vida pura, cruel y fuerte? ¡Locura y malentendido! Sólo a mí mismo me he odiado, por no poder sopo...