jueves, 17 de mayo de 2018

Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

«Una vez dicho, jamás podrás remendar. Sea bueno o malo. Siempre dejas una sonrisa o una cicatriz en todo lo que dices.» (Benjamín Griss)


No puedo contártelo, pero sufro de estrés post-traumático. Día tras día me persiguen imágenes del pasado, palabras que fueron dichas hace mucho tiempo, lugares en los que apenas permanecí más de diez minutos. Es difícil no permanecer demasiado tiempo en los recuerdos, pero es mucho más complicado no poder explicártelo exactamente para que lo entiendas. Sobre todo, porque siento que hace tiempo mis palabras dejaron de tener valor. Nadie me hace demasiado caso cuando cuento las cosas, quizás porque ya las he repetido tantísimas veces que se hace complicado tener que escuchar lo mismo una y otra vez. Perdón si alguna vez he sido pesada o insistente con el tema, es que realmente necesito ayuda y no parece haber nadie dispuesto a dármela. Perdón si en algún momento te asusté con mis dobles caras, lo que sucede es que la tristeza me ataca pero, como cuando estoy triste nadie me ayuda, pienso que es mejor estar fingiendo una sonrisa continuamente.

No puedo contártelo, pero tengo ansiedad las veinticuatro horas al día. Absolutamente todas y cada una de las palabras que se me dedica son trituradas con meticulosidad por mi sistema cognitivo para poder intentar averiguar qué es lo que se me quiere decir exactamente. Y no siempre lo consigo. Me cuesta mucho centrarme en lo que dices, mostrar interés por lo que me cuentas. Lo siento, no lo hago adrede, es que realmente es una tarea muy costosa para mí.


Me da miedo confesártelo, pero libro una batalla contra mí misma todos los días. Tiro de mí hacia abajo para hundirme, pero parece que pataleo para no caerme del todo. Algunas veces, me alaban este comportamiento porque dicen que así demuestro la fortaleza, pero soy de ésas personas que piensan que la fortaleza es algo que está soberanamente sobrevalorado. De vez en cuando también necesitamos caernos, ¿no? Aunque no sea para levantarnos con más fuerza. Aunque solamente sea porque estamos tan acostumbrados a tocar el suelo que, para nosotros, es satisfactorio.

No puedo decírtelo, pero lloro todas las noches. Incluso cuando te dormías a mi lado. Hay demasiadas cosas que no puedo olvidar por mucho que pase el tiempo, porque están incrustadas ahí. Es complicado poder expresar con claridad lo que pasa por mi mente cuando trato de cerrar los ojos. Muchas imágenes sin sentido, algunos recuerdos que todavía me muerden las orejas y unas terribles e infinitas ganas de morir. Pero, claro, ya lo he dicho tantas veces que ha dejado de tener sentido. No tiene sentido que siga diciendo nada. No tiene sentido que siga adelante con nada.


(Bebo el agua fría para intentar aplacar el nudo de mi garganta.)

No puedo decírtelo, pero arrastro un compendio de traumas y trastornos horripilantes que me siguen como demonios a todas partes. Cuando trato de socializar, cuando estoy estudiando, cuando estoy en la ducha, cuando quiero dormir. Las cosas que nunca se borran siguen ahí, ahí, justo al lado de las cosas que nunca se borran. Un cúmulo de sensaciones desagradables de las que no sé deshacerme. Tal vez lo que sucede es que ya estoy demasiado rota como para siquiera intentar ser arreglada de alguna manera. 

No puedo decírtelo, pero casi siempre está doliéndome el pecho y latiéndome de una manera distinta el corazón. Hace muchos años que no consigo aplacarlo y no sé por qué.

No puedo decírtelo, pero me duelen todos y cada uno de los huesos de mi cuerpo. Y no hay manera de convencerles para que dejen de hacerlo.


No puedo decírtelo pero, todos los días, al cerrar los ojos, deseo no volver a abrirlos nunca jamás.


And just like that
All I breathe
All I feel
You are all for me
I'm in
And just like that
All I breathe
All I feel
You are all for me
No one can lift me, catch me the way that you do
I'm still falling for you
~

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