miércoles, 9 de mayo de 2018

Tenía la ternura torpe de quien nunca ha sido amado y debe improvisar.

«Y, al final, todo se resumen en esto: "Que no sabemos lo que nos pasa: eso es lo que nos pasa."» (José Ortega y Gasset.)


Vuelven la tristeza sin motivo, las ganas de morir sin sentido y la sensación de que todo está mal, aún sin haber verdaderas razones para que estos horribles pensamientos vuelvan a avasallarme. Mi madre dice que es culpa del tiempo, del cambio de clima, pero realmente hace muchos meses que me siento así, y hace mucho tiempo que estoy cansándome de dar explicaciones para la gente que no sabe comprenderlas o no quiere escucharlas. Sí, no es su culpa no entenderme, pero supongo que tampoco es la mía por ser una incomprendida. Cada vez me siento más sola, cada vez me cuesta más poder seguir caminando en la vida y hace mucho tiempo que dejé de verle el sentido a todas las cosas a las que se supone que debería vérselas. ¿Por qué? ¿Desde cuándo se volvió tan complicada la vida? Antes era completamente diferente todo, antes tenía motivación, tenía sueños, tenía ganas incluso de despertarme por las mañanas; nadie sabe lo horrible que es dormir todas las noches con el pensamiento de ojalá jamás despertar mañana.

Pero la gente es ingenua, y cree que una sonrisa y buenas palabras en mi boca significan que ya estoy bien y que sólo son bajones puntuales. Ojalá jamás entrasen en mi mente. Se asustarían de muchas cosas.


Creo que sinceramente no somos conscientes del impacto que generamos en las vidas de otras personas. En muchas ocasiones, un par de palabras bastan para que me encuentre bien, pero en general, casi nunca están, o nunca proceden de los labios correctos. Quiero pensar que, si las personas supiésemos lo bien que les hacemos a otras personas con el simple hecho de estar, las cosas serían muy diferentes. O eso es lo que quiero realmente pensar acerca de todo esto. ¿Por qué no estoy satisfecha con nada? Se supone que esto es lo que quería y, aún así, sigo sintiéndome mal. ¿Qué es lo que me pasa?


Todos los días llevo la cuenta atrás con los días que quedan para volver al psiquiatra, y para conocer a mi nueva psicóloga, con la vaga esperanza de que solucionen alguno de mis problemas, o me enseñen directrices para poder afrontarlos. Pero la realidad es otra completamente distinta, y es que no me veo en condiciones de poder sentirme fuerte de nuevo. Es como si necesitase un montón de días metida debajo de mis sábanas, ajena al griterío de fuera, para recuperarme; como cuando te quedas sin batería y tienes que buscar un cargador urgentemente. La gente no puede comprenderlo, porque la gente nunca se cansa de las cosas normales; odio sentirme distinta y fuera de lugar, quisiera mostrarme como los demás, quisiera que me interesaran todas las cosas que a ellos y ellas les interesan, quisiera sentirme, por una vez en mi vida, parte del rebaño, y no alguien completamente ajeno a él.

[...]

He de decir que las videollamadas con mi madre me aportan calidez y su sonrisa es una de las pocas cosas que consiguen iluminarme el camino, pero también he de confesar con mucho pesar -y mucha vergüenza- que muchas de mis sonrisas son completamente fingidas para no tener que preocuparla. Pienso que suficientes disgustos ha soportado por mi parte en el pasado como para ahora tener que tragar con más. He sido una Borderline muy mal encaminada, pero poco a poco estoy aprendiendo a contenerme. Supongo que es uno de los efectos de la depresión.


Cuando recuerdo cómo empezó todo, la primera vez en mi vida que la tristeza comenzó a ganar terreno y que la desmotivación se agarró a mis huesos, realmente siento verdaderos escalofríos. Quisiese poder enterrar todas las cosas malas que me han sucedido pero, por desgracia y, como dice mi psiquiatra, algunos de los acontecimientos más importantes de nuestra vida dejan una huella imborrable en nosotros, hasta el punto de condicionar nuestra conducta a un nivel que insospechamos. Que no sé lo que me pasa, éso es lo que pasa. Y así, en un continuo bucle sin sentido que arrastro día tras día; un vórtice de ansiedad y malestar que no se satisface con nada, ni siquiera estando cerca de aquellos y aquellas que se supone que me quieren. Porque tampoco puedo creerles a ellos. ¿Quién iba a quererme a mí, que soy un perfecto compendio del desastre?


Me siento sola aún estando rodeada de gente, y eso es lo peor.


I'm wasted, losing time
I'm a foolish, fragile spine
I want all that is not mine
I want him but we're not right
In the darkness I will meet my creators
And they will all agree, that I'm a suffocator
~

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